Ariel Amoroso tiene la serenidad de los emprendedores que han llegado a las grandes metas con esfuerzo. De carácter templado y grandes aciertos, el chef oriundo de Argentina se ha transformado en uno de los grandes referentes de las mesas del show business en el Sunshine State.
Tendencia Miami conversó con él, en el marco de su década exitosa en USA y su proyección cada vez más grande.
Si tuvieras que resumir tus primeros pasos en la gastronomía, ¿que nos dirías?
Que nací en San Isidro, Buenos Aires. Mi mamá es cocinera, en contraparte, mi papá es escenógrafo. Lo que definió los dos motores de mi formación artística personal, que derivarían en mi profesión actual.
En lo íntimo de mis primeros pasos en la formación, recuerdo que mi abuela me enseñó muchísimo. Y después en las cocinas de mi mamá, había cocineros y cocineras que me brindaban, cada uno de ellos, diferentes experiencias que me fueron enriqueciendo.
Como muchas cosas en mi país de origen, realicé mi camino gastronómico aprendiendo entre los espacios profesionales y la formación que me brindaban los lugares de trabajo, en mi caso los restaurantes; persistiendo en cada en uno de estos hasta que consideraba que había aprendido todo lo necesario.
Irrumpir en los Estados Unidos con un proyecto serio, fue todo un desafío, ¿verdad?
Sí, sobre todo porque el móvil de llegada no fue precisamente el American Dream, sino la inseguridad. Tuve tres proyectos gastronómicos en Argentina. El más importante fue el último, Vida Sana. un restaurante hiper exitoso en mi país, ubicado en Ramos Mejía, lo que se llama conurbano de Buenos Aires, al costado de la Ciudad Autónoma. Ese emprendimiento, por un tema de inseguridad y robos continuos, fue el que decidí cerrar repentinamente; un robo violento que tuve terminó de convencerme de emigrar hacia este lugar.
Y de alguna manera tu vida cambió notablemente, obteniendo el merecido espacio que siempre buscaste, ¿lo crees así?
Si, definitivamente. Estoy en los Estados Unidos hace 10 años. He logrado reconocimiento en lugares prestigiosos, como Mansión Versace, un restaurante privado dentro del Edificio Santa María, en Brickell, y varios espacios más. He sido Executive chef de Narbona, He hecho todas las capacitaciones posibles, y mi camino americano, es consecuencia de un duro y persistente trabajo diario, no solo por el trabajo en sí, sino por la búsqueda de la excelencia.
¿Como te ves ante nuevos desafíos?
Los desafíos son parte de la búsqueda mencionada. A mis 49 años, siento que grandes cosas aguardan. Acabo de ser convocado en Soho House. Diariamente, los caminos se abren con la certeza del triunfo, del cumplimiento de sueños merecidos; y aquí estoy para hacerlos realidad.
¿Vamos a volver a tener noticias tuyas?
Sin dudas, muy pronto.